Hace mas de veinte años, César Portela, premio nacional de arquitectura, diseñaba y construía un nuevo cementerio en Finisterre (A Coruña) a los pies del cabo con el mismo nombre y mirando al océano Atlántico.
El cementerio nunca llegó a inaugurarse y sus nichos están tapiados. La mayoría de sus visitantes son peregrinos que se desvían del camino principal hacia el faro.
El cementerio nunca llegó a inaugurarse y sus nichos están tapiados. La mayoría de sus visitantes son peregrinos que se desvían del camino principal hacia el faro.
Un camposanto en espera, donde se mezclan las pintadas en los nichos huecos, las zarzas trepando por el hormigón y los restos de obra y cemento.
Además de la serie fotográfica, grabé una deriva sonora recorriendo el espacio.
Ambas piezas fueron expuestas en Iberencontros 2015 (Castelo Branco, Portugal).